La aprobación del acuerdo arruinará las inversiones de los accionistas y bonistas, que confiaron en Abengoa, sus gestores y la fiabilidad de las cuentas de la compañía.

Mediante esta nota de prensa, la Plataforma de Perjudicados por Abengoa pretende sintetizar cuál considera que es la situación actual y las graves consecuencias que se pueden derivar de la misma para los accionistas y bonistas de la compañía.

Mediante los hechos relevantes publicados con nocturnidad el 11 y el 16 de agosto, Abengoa ha comunicado (crípticamente):

  1. Que las necesidades financieras para su presunta viabilidad exigen nueva financiación: En concreto:
    • Capital:
    • 1.169,6 millones de euros (incluyendo los importes refinanciados de los préstamos ya recibidos por el grupo desde septiembre de 2015) –y no los 1.800 millones que en su día se anunciaron y hoy parece que ya no son precisos sin explicarse muy bien porqué-;
    • Financiación que sus aportantes recobrarán, eso sí, antes y con más garantías que todas las deudas de los actuales acreedores financieros, y,
    • Además, los que pongan estos 1.169,6 nuevos millones de euros, no sólo recuperarán todo su dinero antes de cuatro años con unos jugosos intereses que ascienden a la disparatada cifra del 24% (cuando en la zona euro los tipos de interés están casi al 0%), sino que de paso se quedarán con la mitad -¡el 50%!- del capital de la “nueva Abengoa”.
    • Avales:
    • 307 millones de euros;
    • Además las entidades financiadoras que presenten esos avales resultarán premiadas con otro 5% del nuevo capital social de la “nueva Abengoa”.
  1. Que la viabilidad de la compañía exige una quita de sus acreedores financieros y una entrega del capital a los financiadores. En concreto, el acuerdo de reestructuración  sometido a la aprobación de los acreedores, solicita:
    • (Quita de los créditos): Que sus acreedores financieros (entre ellos los bonistas), sometan a una dramática quita sus créditos, en una cuantía que dependerá de si el acreedor:
    • Vota a  favor del acuerdo de reestructuración: En cuyo caso podrá optar por las mismas condiciones que el que no vote a favor –esto es, perder en la práctica su derecho de crédito, o:
    • Capitalizar un 70% del importe de los créditos, recibiendo a cambio un 40% de la “nueva Abengoa”. Esa cifra podría llegar a ser incluso un 80% en determinadas circunstancias.
    • El 30% restante del nominal de la deuda preexistente –que podría llegar a ser incluso un 20% en determinadas circunstancias– será́ refinanciado mediante “nuevos instrumentos de deuda” que sustituirán a los preexistentes y que tendrán la condición de sénior o junior en función de si dichos acreedores participan o no aportando los nuevos fondos y avales antes referidos. Dichos instrumentos tendrán vencimiento de 66 y 72 meses, respectivamente, con posibilidad de prórroga hasta en 24 meses adicionales, y devengo anual de intereses del 1,50% (0,25% de pago en efectivo y 1,25% de capitalización o pago en efectivo únicamente bajo ciertas condiciones).
    • O no vota o vota en contra del acuerdo de reestructuración: en cuyo caso será castigado con la pérdida de su crédito pagándosele tan solo un 3% del mismo con vencimiento a 10 años (largo nos lo fían…), sin devengo anual de intereses y sin posibilidad de capitalización.
    • (Nueva distribución del capital de la nueva Abengoa): Que los actuales accionistas de la compañía se desprendan de la misma para entregársela a quienes dotan de nuevos fondos a la sociedad.

De esta forma los accionistas titulares hoy del 100% del capital, serán diluidos perdiendo el 95% de la compañía, reduciéndose su participación a un insultante 5% (el mismo que se ofrece a las entidades bancarias tan solo por avalar 307 millones de euros). Esto es, perderán su inversión, y sólo podrán aspirar a otro 5% si “en un plazo de 96 meses, se ha satisfecho en su totalidad tanto las cantidades adeudadas en virtud de la nueva financiación que se aporte en el marco de la reestructuración como la deuda existente (tal y como haya sido reestructurada), incluyendo sus costes financieros”, algo en lo que en este momento no cabe confiar.

Dicho de otra forma: los que realmente están refinanciando los desafueros cometidos en Abengoa son sus accionistas y sus bonistas, a los que ahora se les pide que paguen los platos rotos y que perderán en la práctica toda su inversión para que la empresa se “refinancie” a costa de ellos y los nuevos inversores hagan negocio con su ruina. Cuando hablamos de los “bonistas” nos referimos a los que compraron los bonos a su valor inicial, no a los fondos que ahora firman el acuerdo tras haberlos recomprado a precio de derribo (menos del 10%) y podrán conseguir pingües beneficios a costa de la ruina de los anteriores.

Y es que como ya ha destacado algún medio “Los siete fondos Abrams, Baupost, Canyon, D.E. Shaw, Elliott, Oaktree y Värde –los que pondrán un total de 500 millones entre la inyección de capital final y comisiones adicionales– consiguen quedarse con el 50% del capital de la futura Abengoa.  O sea, que aportan tres veces menos del capital inicialmente previsto, pero solo reducen un 5% el capital controlado. Con este reparto, estos fondos se quedarán con la mitad de lo que la multinacional ingrese por la venta de cada activo. Un negocio redondo.”

Lo cierto es que si Abengoa consigue ahora que el 75% de sus acreedores financieros suscriban este acuerdo de reestructuración:

  • evitará su declaración de concurso y, con ello, que un administrador concursal fiscalice bajo el amparo del Juzgado y con luz y taquígrafos sus cuentas analizando la causa real de la insolvencia y la fiabilidad de las cuentas presentadas por Abengoa estos años,
  • así como la apertura de la pieza de calificación, en la que se juzgaría el grado de culpabilidad de los miembros del Consejo de Administración en la debacle financiera de la compañía y la pérdida de sus inversiones por los accionistas y bonistas de la compañía, pudiendo resultar condenados por sus actuaciones.

Vistos los ruinosos términos del acuerdo propuesto -que parece que sólo benefician a los que pongan ahora el nuevo dinero y a los responsables de esta situación, y son desde luego ruinosos para bonistas y accionistas-, la Plataforma hubiera preferido que la negociación de estos acuerdos se hubiera hecho a la vista de todos y de forma transparente en el Juzgado de lo Mercantil de Sevilla, y no a puerta cerrada entre unos pocos bancos y fondos, fundamentándose en informes de KPMG que explican cuál es la situación real de Abengoa, y que pese a que estos informes los ha pagado la propia Abengoa, le son denegados a sus accionistas todas las veces que se le solicitan a su Presidente, el  Sr. Fornieles.

En todo caso, para que esta propuesta prospere, sigue siendo preciso el apoyo de ese 75% de los acreedores financieros, algo que a día de hoy no está asegurado.

Los perjudicados miembros de la Plataforma, indignados con la burla a sus intereses que entraña la propuesta de la Compañía, anuncian que exigirán a los responsables de esta debacle financiera, las responsabilidades a que haya lugar a Derecho y llegarán “hasta el final” para destapar lo que consideran un engaño.

Y es que, como ya anunciamos en nuestro comunicado de 27 de abril a los únicos que deja como “nuevos” la “nueva Abengoa” es a los antiguos accionistas y bonistas, que ya inexorablemente van a ver desaparecer su inversión, que sólo podrán recuperar por la vía judicial frente a los responsables de tamaño desafuero.

Por ello, la Plataforma de Perjudicados por Abengoa aconseja a todos los accionistas y bonistas perjudicados que todavía no lo hayan hecho, que se sumen a la misma para defender de forma colectiva sus legítimos derechos e intereses para lo cual puede ponerse en contacto con la misma a través de su web (www.perjudicadosabengoa.es), donde le informarán sobre los trámites que debe realizar para ejercitar con el resto de perjudicados, todas las acciones posibles con la finalidad de intentar recuperar su inversión perdida en Abengoa.

Mientras tanto, el primer procedimiento instado por esta Plataforma sigue su curso. A finales de julio se presentó escrito de proposición de prueba por el que se requería a la CNMV el detalle del movimiento de BlackRock en Abengoa y a Abengoa el informe de KPMG que ha pagado para que los Bancos conozcan su situación financiera real.